domingo, 28 de febrero de 2016

Te echo de menos


Hace frío.

No, ahí fuera no. Ahí fuera nos acarician los rayos de ese sol de verano que tan bonita hacía tu mirada. Pero aquí dentro…aquí dentro hace demasiado frío.

Ese frío que me da el no tener ya tu sonrisa que ilumina, el echarte de menos y no saber cómo narices sacarte de mi cabeza.

Hace frío porque no soy capaz de borrar todos esos recuerdos que ya se han nublado. 

Hace frío porque aún no llego a entender qué fue lo que hice mal. 

Hace frío porque aún no se si soltar de una vez esas cuatro palabras o seguir guardando para siempre ese nudo tan fuerte que han creado en mi garganta.

Ojalá pudiera hacerlo, ojalá pudiera hacer volar esas cuatro palabras que no hacen más que traducirse en pensamientos negativos, en necesidad de momentos, palabras, abrazos, segundos a tu lado.

Ojalá nunca hubieras sido tan estúpido, ojalá nunca te hubieras largado y ojalá en su momento hubiera podido reunir el valor necesario para decirte que sin ti mi alma jamás estará completa.

viernes, 30 de octubre de 2015

Etapas


     La vida son momentos. 
La vida está hecha de etapas, y yo acabo de terminar una de las mejores hasta ahora.

     Todos nos hemos preguntado alguna vez si realmente somos felices, todos hablamos siempre de las miles de posibles razones que hay para serlo. Yo creo que una de ellas es hacer siempre lo que verdaderamente te gusta. No, no me refiero a hacer algo que te guste por todos los bienes materiales que pueda aportar a tu existencia, si no a aquello que te gusta porque mueve algo en tu interior.

    También hablamos siempre de las direcciones que nos vemos obligados a tomar en este duro camino. Estas también son muy, muy importantes, porque efectivamente de la dirección que tomemos dependerá nuestra felicidad.

     Te cuento todo esto porque, sí, yo tuve que tomar una de esas direcciones y no fue nada fácil porque el miedo siempre aparece para romper todos nuestros planes. Pero yo he aprendido a poder más que él.

     Hace justo un mes y medio comenzó mi experiencia como maestra. Aquel primer día también me acompañaba el miedo, pero creo que he elegido tan bien que nada ni nadie podrá quitar de mi cabeza la idea de que quiero pasar el resto de mi vida trabajando rodeada de esas pequeñas sonrisas. 

     Y es que ahora que ha terminado todo no se cómo voy a poder empezar mis mañanas sin sus abrazos, sin esos saludos por los pasillos, esos "quédate", esos "te quiero" y ese cariño incondicional.
     Voy a echarlos demasiado de menos; también esas risas, esas lágrimas que a veces se me ha hecho tan duro tener que secar y esas ganas contínuas que tienen los pequeños de ser felices. 
     En este tiempo he descubierto que soy capaz de muchas más cosas de las que pensaba (que mi paciencia puede llegar a ser infinita) y que una de las cosas más bonitas de la vida son esas miradas atentas de los peques cuando escuchan lo que explicas, la manera en la que son capaces de ayudarse entre ellos de manera incondicional o esas caritas de agradecimiento ante las palabras motivadoras que solucionan sus problemas. 
     Puede que yo les haya enseñado algo, pero ellos me han dado cosas que jamás podré devolverles. Cosas que no son materiales, por supuesto, esas de las que hablaba antes y que llevan a la verdadera felicidad. 
     Gracias a todas las personas que han hecho posible todo esto, a todos esos profes que me han acogido, acompañado y abrazado en el primer paso de toda una vida. 

miércoles, 1 de julio de 2015

Lo positivo de las cosas



Quizá solamente sea cuestión de quedarse con lo positivo de las cosas,
Con esos abrazos que lo curan todo,
Con esos detalles que te hacen vibrar,
Con esas canciones que están cuando no hay nada más,
Con esas risas que duran eternamente y que ni siquiera sabes por qué aparecieron,
Con las razones que te hacen quedarte (aunque haya otras miles para desaparecer),
Con esas personas que quieres siempre en tu vida,
Y con los momentos que pasas a su lado.


Quizá solamente sea cuestión de sonreír y caminar hacia delante. 
Dicen que lo demás llegará solo...

lunes, 6 de abril de 2015

La vida es eso



La vida es eso, luchar por lo que quieres, a veces pensar que no vas a lograrlo pero aún así dejarte la piel y no parar de intentarlo.

Las personas que hoy tienes al lado puede que mañana se hayan marchado, pero los que se queden te demostrarán cada día por qué lo han hecho. Claro que duele “perder” a alguien, claro que duele la distancia y duele no tener lo que tenías hace un tiempo. Pero si alguien realmente te quiere va a volver, o va a estar ahí siempre que lo necesites.

Y es que en ocasiones, cuando piensas que has perdido a una persona, en realidad solo es tu cabeza dando vueltas sin sentido. Cuando crees que no vas a volver a tener a alguien en tu vida, ese alguien viene y te demuestra las mil y una cosas que te demostró en su momento, cuando decidiste confiar en esa relación, sea del tipo que sea.

Vuelvo a decirlo, la vida es eso. Perder para ganar, echar cosas en falta para darte cuenta de lo que realmente importaban. Algún día, echar la vista atrás servirá para sonreír y no para soltar lágrimas. Basta de pensar en lo que has perdido y comienza a pensar en cómo recuperarlo si realmente te importa, o en las otras miles de cosas mejores que puedes tener. Deja de pensar en lo que puedes perder y empieza a cuidarlo, puede que mañana sea demasiado tarde.

Que nada ni nadie te pare cuando estás intentando conseguir algo. Si realmente luchas por ello, todo llega. Solamente hace falta ponerle ganas y pasión, el resto llega solo. Alguien me dijo hace poco que si hay gente que hace lo que tú quieres, no debe ser tan complicado. Si te caes, te levantas (porque la vida es eso), si fallas, vuelve a intentarlo, y cuando estés a punto de rendirte, hazte esta pregunta: Si una persona como yo ha sido capaz de hacerlo, ¿por qué no voy a poder?

Y a veces, cuando quieres que las cosas salgan bien tienes que tirar tú solo del carro, nadie lo va a hacer por tí. Y si el carro pesa cada vez más, pues le pones motor y sigues adelante. Porque la vida es eso y querer es poder.

Como dice Rayden, “Que la línea que mas cuides sea la de tu sonrisa, y que sea más curva cuanto más la cuides” Y es que, de nuevo, la vida es eso; sonreír y hacerlo aún más cuando los demás sonríen. Que el humor te quite el miedo, que no te importe reír. Ojalá algún día la riqueza pudiera medirse en sonrisas.
Que, además, la música es la mejor medicina y cuando te hace sentir es lo más grande de este mundo. Pero es aún más grande cuando te aporta momentos, personas, sonrisas y lágrimas.

La vida es todo eso. Es arriesgarse, soñar (porque los sueños se acaban cumpliendo), reír, llorar, apasionarse, a veces tener miedo, otras estar triste, perseguir lo que quieres, luchar por tu felicidad y la del resto, cometer alguna locura de vez en cuando, abrazar (que lo cura todo), también echar de menos, cometer errores, pedir perdón, ayudar sentir, saltar, bailar, cantar, gritar si es necesario…En definitiva, la vida es eso… VIVIR.






jueves, 22 de enero de 2015

¿Y si cada día es una nueva oportunidad para ser feliz?



(Ojalá esta foto fuera mía, pero la he encontrado en http://barabasilab.neu.edu/people/marta/Marta'sHomepage_files/nature2008/research.html y me ha encantado...)


      Como cada día, bajó del coche y miró a todos lados. La calle estaba repleta de personas, como de costumbre. Todas eran diferentes, cada uno con su rutina, algunos llevaban demasiada prisa, con caras largas y sin ganas de vivir; otros paseaban, sonriendo y haciendo ver que la vida es maravillosa; algunos llevaban compañía, a otros los acompañaba la soledad; y, sin embargo, a pesar de esa gran variedad, ninguna de esas personas era la que ella esperaba, seguía caminando sola. Llevaba años así, buscándolo todos los días como si realmente fuera a volver, como si los últimos meses hubieran sido solo una pesadilla y fuera a despertar en cualquier momento.



Era una chica aparentemente normal, pasaba las mañanas en la oficina, trabajando y riendo con sus compañeros, como si los problemas no estuvieran presentes en su vida. La realidad la azotaba cuando llegaba a casa; parecía que las paredes se le iban a caer encima, pero siempre cogía su guitarra y se ponía a cantar. Cantar la aliviaba, hacía que se sintiera bien. La música en general hacía que los problemas se esfumaran, cuando escuchaba cualquier acorde, ya no se sentía derrotada, no recordaba que él se había ido, no recordaba que nadie la quería, no apreciaba sus defectos ni lo débil que se sentía; cuando sonaba la música todas esas sombras desaparecían, las cicatrices del pasado parecían no existir, se creía capaz de todo, de ser feliz, de apreciarse a sí misma y de hacer que los demás la apreciaran, o que al menos no la vieran siempre como el bicho raro. Con cada nota, su cabeza se llenaba de sueños, de metas por cumplir. Siempre había deseado viajar por todo el mundo, sola o acompañada, eso ya no importaba; quería componer canciones que hicieran que el resto del mundo se sintiera como ella se sentía con la música de sus artistas favoritos. En definitiva, quería ser feliz. ¿Tanto costaba? ¿De verdad necesitaba a alguien para serlo? ¿Y si cada día era una nueva oportunidad para pasar página y llegar a serlo? 

sábado, 29 de noviembre de 2014

¡Martínez...que no eres bueno! (Y acaba resultando que es lo mejor) 28-11-2014



                Como en esta vida las cosas que acaban destacando sobre las demás son las malas, podría empezar mi habitual crónica de cada sueño diciendo que la noche de ayer (28-11-2014) no fue nada buena porque su final no salió como yo hubiera deseado. Pero lo cierto es que si dijera eso, mentiría, ya que una vez más, gracias a Dani Martínez, la de ayer fue una de las mejores noches de mi vida.

            Ayer, en Ciudad Real, el espectáculo “¡Martínez…que no eres bueno!” llegó a su fin. Fue la segunda vez que iba a ver ese show, y la verdad es que sigo sin encontrar palabras para explicar cómo me sentí durante esas casi 2 horas de carcajadas continuas. La segunda fila en la que estábamos sentados fue para mí una posición privilegiada en ese teatro, que me permitió disfrutar al 100% de mi ídolo, llegando a sentirme en algunos momentos como si el mundo se hubiera parado y solamente estuviera él en ese escenario haciéndome reír con cada frase y cada gesto. No os podéis ni imaginar lo increíble que es ver a tu ídolo disfrutar con lo que hace, es precioso tenerle tan cerca y verle sonreír y es impresionante la sensación de pertenecer a todo ésto.

            La noche se torció un poco cuando el show terminó y Dani salió del teatro, teniendo que atender a todas las personas que estábamos fuera esperándole. Respecto a este momento tendría muchas cosas que decir, porque la prisa hizo que la organización de ese momento fuera muy mala y me pareció muy injusto que tuvieran su “momento de suerte” (y lo escribo entre comillas porque simplemente se hicieron una foto y se fueron) personas a las que ni siquiera les importaba Dani, pero la vida (y las personas con las que he hablado desde anoche) me ha enseñado a quedarme siempre con las cosas positivas, así que eso es lo que voy a hacer.

A pesar de esa mala organización y esa prisa de las que hablo, Dani volvió a demostrarme que, más allá de los escenarios, lo que le hace verdaderamente grande es lo buenísima persona que puede llegar a ser, ya que intentó pararse con todo el mundo y se portó increíblemente bien conmigo, aunque al final no pude ni acercarme a saludarle.



            No podía terminar esta entrada del blog sin hablar de lo que ha significado ¡Martínez…que no eres bueno! para mí.

He tenido la oportunidad de disfrutar 2 veces de este show y me siento muy afortunada por ello, pero me siento aún mejor pensando que no solamente he visto a Dani en dos teatros en los que he sido increíblemente feliz, sino que todo esto ha significado que he pasado una etapa más al lado de mi ídolo. Y espero que esto no termine aquí, porque Dani me ha dado muchísimo a cambio de apenas nada, y por eso pienso apoyarle toda mi vida, haga lo que haga, esté donde esté.

Pocas cosas me quedan por decir, simplemente gracias Dani y María por acompañarme, ¡fue una muy buena noche!

Y a ti, Dani Martínez… ya no se qué más decirte. Ni siquiera se si vas a leer esto, pero GRACIAS infinitas por todo lo que haces, gracias por alegrarme la vida y gracias por darme siempre ese subidón de energía justo cuando más lo necesito. Como ponía dentro del sobre que espero que Chuspi te haya dado, “Este mundo necesita más personas como tú”

 
A pesar del pequeño golpe de realidad, una vez más cumplí un sueño.
¡Por más noches como esta! 


domingo, 31 de agosto de 2014

David Bisbal. Alcázar de San Juan. 30-8-2014. "Tú y Yo" en concierto.


         

              Poco a poco, este blog se está convirtiendo en una sucesión de sueños e ilusiones en la que os voy contando cómo me siento en algunos de los momentos más especiales de mi vida.

            Esta vez, y todavía con la habitual depresión post-concierto, “David Bisbal” es el nombre del sueño del que os quiero hablar, aunque aún no he encontrado las palabras adecuadas para ello, porque creo que no existen calificativos suficientes para alguien como él.

            Desde que comenzó esta gira “Tú y Yo”, he tenido muchas ganas de ir al menos a uno de los conciertos que la están componiendo, y la verdad es que había llegado a perder casi todas las esperanzas para ello. Sin embargo, un día apareció entre esas fechas un “30 de Agosto de 2014, Alcázar de San Juan” y en ese momento, supe que tenía que vivirlo, que ya nada podía arrebatarme esta ilusión.

Así que, así fue. Ayer, día 30 de Agosto, echando de menos a algunas personas a las que adoro, pero con una enorme y adorable compañía, viví una de las mejores experiencias que puede vivir un fan: ver a su ídolo en concierto.

A pesar de que pasamos mucho calor, y de que la espera se hizo eterna, las emociones no tardaron en llegar. Las primeras lágrimas empezaron a salir de nuestros ojos cuando David hizo la prueba de sonido; escuchar su voz en directo cantando “Culpable” es de esas cosas que llegan al alma.

Una vez dentro, pasamos más y más calor esperando a que por fin se apagaran las luces y apareciera en el escenario ese sueño del que os estoy hablando. Emoción tras emoción, canción tras canción, y entre aplausos, saltos, risas, lágrimas y emociones, pudimos comprobar la grandeza de David en el escenario, que tan simpático e increíble como siempre, volvió a revolucionar a un campo de fútbol repleto de personas que nos dejamos la voz y nos enamoramos en cada canción.

Aún me parece irreal todo esto, y más cuando recuerdo que David se sigue emocionando cuando escucha sus canciones coreadas por la multitud; ver su cara en esos momentos, observar su sonrisa y ese brillo en sus ojos, no tiene precio.

Antes de pasar, como siempre, a dar las gracias, quiero hablar de un momento que tengo en la cabeza a cada segundo desde anoche. Una de las cosas que más gustan en un concierto es que el artista en cuestión mire hacia el lugar donde tú estás, y ayer esto sucedió, pero de una manera especial: David miró hacia la zona donde yo estaba y decidí hacer una comprobación, así que sonreí, y él, mirándome, me devolvió la sonrisa. Muchos pensaréis que exagero, o que esto es una tontería, pero esos segundos fueron de las mejores cosas que me han pasado en la vida.

Y ahora sí, gracias Leti, Clara y Gema (Gema, me alegro muchísimo por ese Vip; ¡ya era hora! lo merecías muchísimo. ¡Ahora me toca a mí! ;) ) por hacerme sentir una más, sois un amor y me ha encantado vivir esta experiencia con vosotras. ¡A por muchas más!

Tratándose de David, no puedo dejar de darte las gracias a ti, Mamen. Tú creaste en mí todo esto y ayer estuviste presente a cada segundo. Te quiero mucho, ¡ya lo sabes!

            Por supuesto, para terminar, y aunque no lo vas a leer nunca, GRACIAS a ti, David. Gracias por mantener siempre viva mi ilusión, gracias por darle sentido a la palabra “felicidad”, gracias por hacerme tan feliz, gracias por tu voz, por tu sonrisa, por ser tan enorme, gracias por poner gente tan increíble en mi camino. Gracias y millones de gracias, eres el mejor, le pese a quien le pese. ¡¡Qué bonico eres, madre mía!!



“No llores porque terminó, sonríe porque sucedió”