Muchas personas tienen un ídolo, esa persona a la que admiran, a la que quieren y defienden, sin importar lo que digan los demás. Yo me incluyo entre ellas. Sin embargo, existen otras personas que no lo tienen, a las que puede gustarles la música, el cine y demás, pero que no tienen ningún artista favorito.
Personalmente, tengo una opinión sobre esto. Quizás muchos no la compartáis, pero sé que otros muchos sí lo haréis.
Pienso que las personas que no tienen un ídolo pueden ser felices por muchas cosas, pero si les falta un ídolo, esa persona en la que creer; aquella por la que soñar y perseguir esos sueños: la persona que puede hacerte feliz aunque esté muy, muy lejos y ni siquiera sepa que existes; su felicidad jamás podrá estar completa. Supongo que todo esto se puede resumir en la frase "un ídolo complementa tu felicidad". Da igual quién sea esa persona a la que admires, da igual a lo que se dedique, pero si es tu ídolo, será capaz de hacerte feliz aunque todo a tu alrededor esté derrumbándose.
Lo bueno de todo ésto es que un ídolo no viene solo. Me explico. Tener a esa persona especial te da la oportunidad de conocer a mucha más gente, gente que te entiende, con la que puedes compartir lo que piensas. Personas con las que compartes momentos que se vuelven inolvidables, que te ayudan y te ciudan aunque jamás hayas hablado con ellas. Lo malo es que todas esas personas no están siempre cerca. Muchas de ellas están muy, muy lejos; pero gracias a esto aprendes que la distancia es simplemente un conjunto de números que no puede destruir amistades, y que nunca será demasiado fuerte como para acabar con el cariño que sientes.
En resúmen, que tener un ídolo, para mí, es una de las mejores cosas que puedes hacer.