lunes, 24 de enero de 2011

Ahora esta carta está en su poder...

"Queridísimo David:

Me pongo a escribirte esta carta y no paro de darle vueltas a la cabeza; y esque todas las palabras bonitas del mundo se quedan cortas si se trata de tí.
¿Por dónde empiezo? La primera palabra que se me viene a la cabeza es GRACIAS. Quisiera agradecerte tantas y tantas cosas…Mil gracias, David, por cada canción, cada palabra, cada mirada, cada sonrisa; mil gracias por cada acto solidario, por tener tan gran corazón; mil gracias, simplemente, por existir.
Siempre he pensado que las personas que te admiramos debemos estar muy orgullosas, pero cada vez que veo que has pasado por el foro, o cada vez que pones en Twitter lo que estás haciendo, me doy más cuenta de que es verdad. Y esque, quienes te seguimos, no admiramos solamente a David Bisbal, el artista, sino que también admiramos a David Bisbal Ferre, la persona, esa persona que siempre quiere que los demás sean felices.
Solo me queda desearte todo lo mejor en tu vida, tanto personal, como profesional, porque, de verdad, te lo mereces.
Te quiere y siempre te seguirá:
Raquel "

miércoles, 19 de enero de 2011

-¿Te vas? ¿Así? ¿Sin más?
+Sí, mi tren sale en una hora...no hay vuelta atrás.
-No he podido hacerte la despedida que mereces...
+Piensa que esto no es un adios, sino un simple "hasta luego"
-Ojalá tengas razón...Prometo que cada hora, cada minuto, cada segundo, pensaré en tí, entodos los momentos vividos a tu lado...
+Gracias. Yo tampoco podré olvidar estos años a tu lado.
Se abrazan por última vez. Él coge su maleta y camina hacia el taxi que le llevará a la estación. Ella le mira y lanza un beso al aire, mientras una lágrima recorre su mejilla.

lunes, 3 de enero de 2011

Reencuentros...


Hoy, Lucy ha salido a pasear, como todos los días. Siempre camina por el parque que hay delante de su casa, adora aquel lugar. La verdad es que hoy no es el mejor día para salir a pasear. La niebla cubre toda la ciudad y le impide ver a dos metros por delante de su propio cuerpo. Sin saber muy bien por qué, ha decidido sentarse en un banco, le encanta contemplar la niebla, que actúa como el vestido de gala de los árboles que haitan en el parque.
De repente, ve, a lo lejos, entre la niebla, una silueta que le resulta familiar: un hombre alto, delgado, con el pelo peinado de punta, como a ella le gusta, y una forma de caminar capaz de enamorar a cualquiera.
-No puede ser él- piensa- no puede ser que haya vuelto y me haya encontrado...
Se pone en pie y contempla esa silueta, que poco a poco se acerca a ella. Un impulso le obliga a caminar también hacia él. Se abrazan. Sí, es él: esos ojos azules como el mar y esa preciosa sonrisa son inconfundibles.
-¿Cómo me has encontrado?
-Siempre te ha encantado este lugar, lo sé, te conozco demasiado. Sabia que, hicieras lo que hicieras, nunca dejarías de venir aquí.
-Te he echado de menos.
-Yo también a tí, ¿sabes? No he dejado ni un segundo de pensar en tí. Cada hora, cada minuto, has estado aquí- señala su corazón.
-Todo lo que ha pasado ha sido un error. Me paso el día preguntándome por qué nos distanciamos, por qué todo terminó- está a punto de romper a llorar- Por eso vengo aquí a diario y me siento en este banco, donde nos vimos por última vez.
-Te quiero.
-Te quiero mucho.
Se dan la mano y desaparecen entre la niebla. Nunca habían sido tan felices...