jueves, 16 de agosto de 2012

Porque creo en los milagros...

Te levantas cada día pensando en ese sueño. Cada uno de esos días es uno más, pero también es uno menos, un día menos para que llegue ese en que por fin puedas tenerle delante, verle, disfrutar de su música. Uno de esos días te das cuenta: ÉSE es el día, por fin vas a verle. Los nervios invaden tu cuerpo, quieres que llegue por fin esa hora tan esperada, aunque sabes perfectamente que todo va a pasar demasiado deprisa como para poder asimilarlo.
Por fin llega la hora, te montas en el coche y piensas: "cada vez está más cerca..." Y cuando llegas, y le tienes delante, lloras y ríes con él y te sientes la persona más afortunada del mundo. Aunque todo alrededor se esté derrumbando, él está ahí, para hacerte sonreír pase lo que pase, como siempre hace...

Así, más o menos, es como yo me sentí ayer. Me desperté, miré al calendario y lo vi: 15 de Agosto, 2012, mi sueño estaba muy, muy cerca. Pasé todo el día nerviosa; una vez más, una hora más era una hora menos, el momento se acercaba. De repente, un mensaje: "cambio de planes, prepárate para estar una hora antes", y ahí estaba yo, arreglándome corriendo para montarme con esas personitas tan grandes en ese coche que me iba a transportar a lo que tanto tiempo llevaba esperando. Media horita de viaje y llegamos al hotel. Allí empezaba todo. Pasaron lista y entramos al salón de actos, donde hicimos un pasillo para que pasara ese gran artista, esa pedazo de persona a la que tanto queremos y admiramos. La espera se hizo muy larga, pero al fin esa puerta se abrió y pudimos verle la cara, esa cara de sorpresa, esos nervios que le hicieron volverse, porque le dava vergüenza ir vestido así. Cuando por fin se decidió a pasar, vinieron las primeras lágrimas con un vídeo precioso que rememoraba esos 10 años de carrera, esos 10 años cargados de sonrisas, llantos, metas, ilusiones, conciertos, giras, éxitos y cariño. Tras el vídeo, llegó la entrega del regalo, seguida de las palabras de David, con las que, una vez más, volvimos a derramar alguna que otra lágrima, él incluído. Tras este momento increíble, hicimos una foto de grupo y nos fuimos todos de allí.

Aún quedaban unas horas para que empezara el concierto, así que nuestra siguiente parada fue en una terraza al lado del recinto del concierto, donde estuvimos escuchando la prueba de sonido. Después de esto, una cenita, una visita al baño para los últimos retoques, y al final entramos en el recinto.
Escasos minutos después, el concierto empezó. A pesar de la noria, las dedicaciones a la tómbola, y demás problemillas, David estuvo genial, muy cariñoso con el club de fans, y haciéndonos disfrutar y emocionarnos con cada canción.

Tal y como me temía, el concierto pasó muy, muy rápido, pero eso no impidió que disfrutara a tope de su música, de su presencia y su cariño.

Esta pequeña crónica de lo que significó el día de ayer no puede terminar sin que de las gracias. Mil gracias, por supuesto, a David, nuestro niño, por hacerme sentir tan especial, y por hacer que me diera cuenta de lo mucho que lo necesito; gracias también a las personas que tuve al lado en el concierto, esas personas a las que no conocía, pero con las que tuve esa complicidad que solamente David puede conseguir. Las gracias más grandes son para vosotras, las niñas de Puertollano, gracias tata por llevarme, y en general a todas, a las 6, por tratarme tan bien y por hacerme sentir una más, sois de lo mejor de este club y de esta andadura, que lo sepáis, y se os quiere, mucho.

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