miércoles, 16 de mayo de 2012

Un viaje para recordar

Cuando el curso que ahora está a punto de terminar comenzó, nos dijeron que íbamos a hacer un crucero, un viaje de fin de curso para disfrutar y pasarlo bien con todos nuestros compañeros. A mí, la verdad es que esta idea no me hacía mucha gracia, pero al final me decidí; al fin y al cabo, no sé cuándo voy a volver a tener una oportunidad tan grande como ésta.
Después de muchos preparativos, por fin llegó el día. Nos montamos en el autobús, y nos pusimos en camino, dejando atrás una marea de padres que nos despedían.
El comienzo del viaje no fue del todo agradable, ya que presenciamos un accidente de tráfico. Esto solamente nos sirvió para aprender que la vida hay que vivirla al máximo, como si cada día fuera el último, porque no sabes cuándo puede ocurrir algo que le de la vuelta a las cosas.
Por fin llegamos a Valencia, a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, allí era donde empezaba nuestra visita a ciudades preciosas. Tras la hora de comer, volvimos a ponernos en marcha, de camino al puerto.
Cuando llegamos y vimos nuestro barco, nos dimos cuenta de que ya no había vuelta atrás, íbamos a poner rumbo a uno de los mejores viajes de nuestra vida.
Por fin subimos al barco, descansamos un poco en los camarotes y, después de la cena, fuimos a la discoteca (algo que se repetiría todas las noches siguientes). El cansancio no logró impedir que disfrutáramos todos juntos, bailando y cantando hasta bien tarde.
Luego, llegaron los días en que íbamos a visitar lugares de Italia. Sicilia fue el primero, seguido de Nápoles, Roma y Cerdeña. Todos los sitios me gustaron mucho, pero me veo en la obligación de decir que Roma me enamoró.
Tras todos estos días, el viaje llegó a su fin. La última noche fue bastante intensa, ya que casi ninguno de nosotros dormimos, pero esto tampoco nos impidió que, de vuelta a Puertollano, en el autobús, montáramos una nueva fiesta, para darle un gran final a esa semana inolvidable. 

Ni que decir tiene que este gran viaje me ha servido para conocer más a esos amigos que ya tenía desde hace un tiempo, y también para conocer a otros, que han pasado a ser muy importantes. Por todo esto, no puedo terminar esta pequeña crónica sin dar las gracias a todas esas personas.
Por vuestro cariño, por vuestros abrazos, por ayudarme siempre, por nuestras canciones, por esas reuniones para jugar a las cartas, por las risas, por los saltos, por los bailes, por los "rayos y truenos", por las bromas telefónicas, por las idas de cabeza, por los elefantes de toalla, por los "morenos", por las locuras, por nuestras "pastis" de biodramina, por mi "illo", y por muchas cosas más... ¡MIL GRACIAS! OS QUIERO.

2 comentarios:

  1. Me alegro de que vayas aprendiendo a rodearte de quien de verdad interesa. Que valores todos y cada uno de los momentos bueno que pasas con tus amigos y aprendas de los malos; pero ante todo, que disfrutes de la vida, porque te mereces lo mejor. Un besazo cariño

    ResponderEliminar
  2. Rayos y truenos... eso va a ser dificil de olvidar. XD

    ResponderEliminar