sábado, 21 de enero de 2012

Que el sol sale todos los días, aunque tú no quieras verlo...

Llega un momento en que te das cuenta que un día sin sonrisas es un día perdido, que, a pesar de todo, existen personas alrededor que hacen que valga la pena seguir sonriendo. Que, aunque haya mil cosas que duelan, aunque creas que nada podrá hacerlo cambiar, el sol siempre acaba saliendo, ¿alguna vez no lo ha hecho?
Por todo esto, nunca dejes de sonreir, ni siquiera cuando estés mal, cuando ni siquiera sepas la causa, y los que te rodean se pregunten por qué lo haces; no derrames ni una sola lágrima y, si lo haces, que sea de alegría, porque no hay nada mejor que eso, llorar de felicidad; jamás dejes de soñar, porque los sueños son lo que mantiene viva nuestra esperanza, lo que ayudará a que jamás dejemos de luchar.



1 comentario:

  1. Nada como soñar. Como sonreír. Como desear. Y nada como pelear -día a día- por esos sueños. Al final, si se persiste, sí que se cumplen. Y lo dice un experto en ideales y cosas imposibles... Supongo que por eso, en cierto modo, me sigo sintiendo un quinceañero. Y, la verdad, espero seguir siéndolo... Precioso blog. Súmame desde ya entre tus lectores ;)

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